17/4/17

Reseña | La torre de la golondrina





La torre de la golondrina - Andrzej Sapkowski
Alamut | 336 p. | Geralt de Rivia 6/7 | 21,80€
"-Puedo darte todo lo que desees -dijo el hada-. Riqueza, poder y cetro, fama, una vida larga y feliz. Elige. -No quiero riqueza ni fama, poder ni cetros -respondió la bruja-. Quiero un caballo que sea negro y tan imposible de alcanzar como el viento de la noche. Quiero una espada que sea luminosa y afilada como los rayos de la luna. Quiero atravesar el mundo en la oscura noche con mi caballo negro, quiero quebrar las fuerzas del Mal y de la Oscuridad con mi espada de luz. Eso es lo que quiero. -Te daré un caballo que será más negro que la noche y más ligero que el viento de la noche -le prometió el hada-. Te daré una espada que será más luminosa y afilada que los rayos de la luna. Pero no es poco lo que pides, bruja, habrás de pagármelo muy caro. -¿Con qué? En verdad nada tengo. -Con tu sangre."



Está claro que a estas alturas poco tengo que decir sobre lo que me está gustando esta saga, me la he leído en apenas una sentada y si habéis leído todas las reseñas anteriores sabréis que he disfrutado con cada una de las novelas que componen esta historia. Es verdad que Bautismo de fuego se me hizo algo más lento y el comienzo de este me resultó algo pesado, pero sin duda al final el autor ha vuelto a superarse.

En esta sexta entrega de nuevo tenemos diferentes puntos de vista, dando la oportunidad a todos los personajes de contar sus aventuras, su versión de la historia y la forma en la que ellos están viviendo la situación, con ello además podremos entender mejor la actitud y el carácter de todos ellos, ya que están en continua evolución. El Geralt que nos presentan en el primer libro no tienen nada que ver con el Geralt que nos encontramos en esta entrega, siendo ahora mucho más serio que antes, y comportándose de una manera muy diferente ante todo lo que ocurre a su alrededor, pues si bien antes el brujo no debía ocuparse de nadie más que de él mismo, en estas últimas entregas está Ciri en juego, y Geralt se desvivirá por la pequeña leoncilla de Cintra, aunque esta también tendrá la oportunidad de contarnos lo que le está ocurriendo creando su propia historia, que iguala a la del brujo en interés y aventura, pues ambos personajes llegan a parecerse en algunos aspectos (no en vano el brujo ha sido su mentor).

En esta parte de nuevo recobra una gran importancia el tema político, y el estado totalitario que representa Nilfgaard, sus ansias de conquista y su afán por conseguir conquistar las tierras que le rodean. Además aparece con gran importancia Bonhart, el enemigo principal de la leoncilla de Cintra, un matabrujos al que el autor consigue describir y dotar de un gran carácter implacable, que a mi opinión es el perfecto enemigo para un personaje como lo es Ciri, que tiene una fuerza y una habilidad increíble, tanto en combate como en la magia, a pesar de que aún es solamente una niña. 
Siendo otro contrario al personaje de Bonhart, encontramos a un ermitaño que será el salvador de Ciri, también conocida como Falka, y cuya vida termina pendiendo de un hilo muy fino, pues también profundizaremos aún más en la complicada predestinación que tiene, sus antepasados, su sangre y su destino, descubriendo por fin que que su vida formaba parte de un plan centenario. 

Realmente he disfrutado muchísimo de toda la historia, que está plagada de acción, aventuras y de muchísimos descubrimientos, el autor ha conseguido de nuevo dejarme enganchada a sus páginas, con muchísimas ganas de saber más sobre la profecía de Cirilla, su pasado, y el motivo por el que es tan importante la sangre que corre por sus venas, saber qué ocurrirá con Nilfgaard, con el trono de Cintra y cómo conseguirá solucionarse la guerra que avasalla todos los pueblos, y todos los reinos. He sufrido mucho al ver a Yennefer, siendo la gran hechicera que es, atada de pies y manos incapaz de defenderse, y me ha parecido una gran muestra de que lo que de verdad une a todos los personajes más que nada, es el amor que sienten todos por la leoncilla, por protegerla a pesar de desconocer su paradero, y por encontrarla de nuevo sana y salva.



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